viernes, octubre 26, 2007

Epifanías (2002)

Epifanía. (Del lat. epiphania, y este del gr. epifaneia, manifestación).
1. f. Manifestación, aparición.
2. f. Festividad que celebra la Iglesia anualmente el día 6 de enero.

A veces los vínculos sutiles del tejido se nos aparecen, la figura en la figura mayor, la metáfora, las concatenaciones de Siddharta y esos lugares comunes, el satori pasajero o un nirvana de humo, Moisés bajando del Sinaí o bajando de una Recoleta - La Reina, Mahoma en su hégira puede ser uno de nosotros pagando el metro, mirando la perspectiva nada de inocente en que el smog confunde el horizonte de estos ponientes santiaguinos.

Consignar las paravisiones que se dejan caer en medio de nuestro seguir la musiquita de la máquina, ubicar el centro ubicuo de esta esfera en que nos dejamos vivir, compartir la electricidad acechante de haber rozado una certidumbre, amontonar pistas, dialogar en colectivo, inaugurar nuestras religiones personales, volver a la fe con o sin Dios, proyectar una aproximación humilde a la unidad, remontando el hilo desde la materia del electrón hasta la maquinaria del universo invisible que nos habla en años luz desde el
pasado.

Son demasiadas pretensiones mesiánicas para gente nada de engrupida, para nosotros que seguimos el camino del mercado y que creemos en la libre empresa, que vivimos de sueldos y de honorarios, que pagamos arriendos y compramos verduras en la feria de la esquina.

Pero es que el cáncer de la sospecha nos abofetea tupido y parejo, cuando hablamos de la brecha digital, del reparto del botín, del FMI, de la guerra contra el terrorismo y de la pedofilia. Leemos a Kevin Kelly sabiendo de forma tajante que la verdad está secuestrada por el poder y que no hay red, ni nueva economía que nos salve de vivir en esta máquina
ilusoria.

Vemos retazos de respuestas, como profetas caramboleados que dudan de su parte de divinidad, la epifanía puede ser una buena película, una canción muy mala que suena en el momento indicado, un libro, una conversa, un acto físico liberador, un orgasmo, una danza, dos cuadras trotando, un plato de comida hecho con el alma, las epifanías ocurren en nosotros porque despertamos de la anestesia un segundo o dos, porque abrimos puertas que estaban a la mano y a falta de tablas de la ley, de láminas de oro mormonas, a falta de una oreja inmediata, de un altavoz mediático, nos ponemos a exponer, a dibujar, a maquinar, a escribir que hemos andado cerca y que a ratos hemos visto la grieta en la escenografia y que por un momento, por un fucking momento llegamos al borde del abismo.

II

Descuidadamente intento ponerme al día, lo más difícil es ponerse al día con uno mismo, como si ordenando uno pudiera establecer una permanencia. Pero detrás de esa ilusión administrativa uno ve pasar los años en la premisa de que el orden es el fruto de la disciplina.

Yo que creo en la disciplina y que me cuesta mucho no pillarme la cola en estas volteretas vivenciales, descreo amistosamente de las bondades per se de vivir de un modo estructurado.

Claro uno descree de un montón de sobreentendidos, pero no por eso deja de recurrir a ellos cuando desea dejar claro un mensaje, como cuando uno putea al taxista que se te cruza en un semáforo o como cuando uno busca la veintiúnica corbata para una reunión.

Finalmente la eficacia del mensaje se confabula con las engañosas formas para transmitir la esencia de algo que uno aparta del significante. Me pongo igual la corbata para que no crean que soy un pelota poco serio.

Puteo igual al taxista aunque en el fondo se que también el tío anda detrás de un sustento esquivo a la mayoría. El correlato entonces funciona a gusto del consumidor, igualito que la disciplina y el orden, uno mantiene distancia con la actitud policíaca del estado pero le gusta que los niños no te hagan pelota la casa.

A su escala cualquier cosa calza con cualquier cosa. Por ejemplo ahora que estoy escuchando esa canción de los Beatles que me gusta tanto "I dig a pony" , me acuerdo de una explicación en que Lennon afirmaba que esa canción en principio era sólo el estribillo y era para la Yoko ("...all I want is you..."), lo cual calza perfectamente con que me pongo a escribir o no para mi mismo, como Lennon quien quizás no habría hecho su canción de no haberse prendado de la japo aquella.

Todo calza, el problema es saber si el rompecabezas al final resulta que nos muestra algo significativo o la cara del pato Donald, por decir algo, lo cual puede que también tenga su significado.

Imagínense una vida dedicada al pensamiento, a la reflexión, el análisis y el hacer que termina en un flash de imágenes del Japenning con Ja. Claro la canción.

Te mueres muy serio, muy académico y te sale eso de:
"lo más importante en la vida es, sonreírle al mundo con optimismo y fe"...
¿Qué hace uno entonces? si cualquier pensamiento encaja con el siguiente entonces el desorden no existe, la disciplina no pasa de ser una ayuda memoria, una técnica de autoayuda.

Y así uno se pajea feliz como un mono, desparramando para todos lados el cumshot mental pero a fin de cuentas que importa si uno ha sido feliz por un ratito..

domingo, octubre 14, 2007

No Bombardeen Buenos Aires II


Que vamos a decir esta vez. Buenos Aires como siempre regala postales, pese a que el mambo fue corto y siempre hay muchas inquietudes, vicisitudes, neuronas descarriadas que se salen de madre o hay caritas que te matan en el espejo.
Nada que decir del maldito vuelo de llegada, de la huelga atrasa-aviones que nos demoró inútilmente en Chile (a Gonzalo, Gabriel, Ángela, Emilio y a su SS) y luego nos estancó en Ezeiza. Nada que decir, excepto que un avión que salió después que nosotros ya tenía a sus pasajeros en suelo argentino antes que yo pisara suelo, todo por culpa de los buses que se llevaban puchitos y puchitos de gente. En fin, recién a las tres de la madrugada porteña caímos Ángela (la novia de Gabriel) y yo al departamento de Emilio, calor, humedad y más calor, una niebla caliente y gomosa -como la del Examen de Cortázar- dio paso a esa lluvia subtropical del puerto, el chofer volaba cruzando pistas rumbo a Palermo, me sentía sucio y pegajoso, la novia de Gabriel, peruana ella, me contó que volvía a Buenos Aires el miércoles así que ahora era un visita de relajo y shopping.
En Borges nos esperaba Gabriel, un enorme personaje de este último tiempo, un aventurero, de pelo muy rizado y muy judío. Hacemos una gran faramalla con la clave de la alarma, el ascensor es el típico ascensor pequeño de edificio porteño, huele a metal y a máquina, con un olor que siempre me recuerda al subte, algo entre humedad y aceite de motor.
No hay mucho que hacer y decir, me acuesto en el dormitorio de los niños y trato de dormir.
La mañana siguiente trajo ducha y desayuno en Marks, donde el trabajo y un cielo negro nos lanzó a un Buenos Aires de granizo y lluvia tibia (rara mezcla), mojados como pollos salidos del cascarón tratamos de entrar a Casa Foa, pero la rara combinación de calles y la hora nos aconsejó irnos a comer algo y a ver más diseño porteño por otro lado.
La milanesa tenía bastante ajo, Emilio nos explicó la topología de las calles de Buenos Aires y de ahí nos fuimos a Barracas a lo Adrián, donde pasamos el resto de la tarde hablando de business y del futuro regional.
La lluvia pasó rápido y nos fuimos a Recoleta a tomar Guiness y a comer unas picadas.
La gente con que he viajado está llena de increíbles historias de selva, contrabandos, mundos desconocidos y avionetas narcos, me sorprende de qué forma sus vidas se han podido poblar con tanta facilidad de situaciones tan extrañas.
De vuelta al departamento, me refresco y salgo a dar una vuelta por Palermo.
Esa noche la novia de Gabriel se puso con un malbec que nos dejó una pobre impresión de la vitivinicultura argentina.
El sábado fue un día largo de submarinos, papeles, el Ateneo, parrillada en San Telmo, cerveza en Palermo Hollywood y una caminata de extraviado en Cabildo, Santa Fe, vinos, departamento, Scalabrini Ortiz, El Abasto y finalmente un raro bloody mary en el Olsen de Gorriti hasta que a las tres de la mañana el remise me condujo a Ezeiza hablando, hablando, hablando de esta vida del sur del mundo.
En fin, llegué puntualmente y en casa mis niños, mi mujer, la vida.

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martes, octubre 09, 2007

Grave niña cuyos padres se niegan a transfusión por motivos religiosos

Leo la noticia en EMOL. y como si hubieran abierto una puerta de un armario viejo tuve un vómito de argumentos y de emociones relacionadas con el fanatismo, la ignorancia y la fe.
Como yo estuve metido en una secta religiosa (bueno, a fin de cuentas todas las religiones son sectas más o menos legitimadas por la sociedad) recordé las razones y las extorsiones que se practican para que los fieles se mantengan "puros" -desde el punto de vista de la organización religiosa que te retiene- y sin mancha del mundo (donde reina el malulo) y obediente a las creencias del grupo.
Por ejemplo este asunto de la sangre es una interpretación de un mandato bíblico sobre no comer sangre. Según nos enseñaban entonces la sangre es vida y es sagrada y sólo debe devolverse a la tierra, pertenece a diosito, etc. por lo tanto no se debe considerar una especie de golosina(por más asquerosa que sea la prieta)
Es irónico pensar que Jesús decía en sus enseñanzas que no había más grande amor que dar la vida por los amigos y quizás sería viable pensar que, como decía una vieja campaña, "dar sangre es dar vida".
Ah, las perspectivas.
Otra... ¿quién te dijo que una transfusión es equiparable a comer?, ¿se siente el sabor, provoca placer, hay que deglutirla?Hay gente que opina que lo más apropiado es pensar en ella como un transplante de tejido... pero claro, los apóstoles de Cristo de cirugía no sabían ni medio y los "elegidos" de la organización religiosa (que le indican al señor Cavada que no debe darle sangre a su hija) probablemente menos.
Entonces se exponen a la muerte en lugar de concentrarse en la vida (no vale la pena vivir en este inicuo sistema de cosas), y deben recurrir a la zanahoria de toda religión: la resurrección, el cielo, la gracia de diosito, etc.
Pobre señor Cavada y su hija. Han tomado una opción dolorosa por quedar bien con un grupo de pseudo amigos, por miedo a la mano terrible de diosito, siempre tan dispuesto Él a mandar Armagedones y fuego ardiente desde el cielo... ¡¡Qué malvado eres dios!! ¿o sólo son malvados tus autodesignados apóstoles en la tierra?
Espero de todo corazón que la niñita evolucione y sane para que este padre no cargue con la irresponsabilidad de ver morir a su hija sólo para que el club se anote un martir más en sus filas (que son muchos).

P.S: ¡¡¡Afortunadamente (leo hoy) según EMOL la niña se recupera!!!
¿Bendición de un dios caprichoso o milagro azaroso?
Imposible saber...

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viernes, octubre 05, 2007

No bombardeen Buenos Aires

El avión debía salir a las 14.10. Se fué a las 22.00. Difícil describirlo, pero la huelga en Ezeiza me dejó molido y maltrecho a las 03.00 en el departamento de Emilio en Palermo.
Llovió anoche muy fuerte.
Dolor de cabeza.
Desayuno en Palermo Soho, cereales, café y naranjada.

lunes, octubre 01, 2007

Ya todo está


La idea de que el destino existe es insidiosa. Puedo bajar al metro y elegir, por ejemplo, subirme al tercer carro y quedarme parado en la zona de entrecarros pensando ¿por qué me subí acá?, ¿por qué estúpida o dívina razón este carro y no el de más atrás o el andén?, ¿qué clase de mensaje o de enseñanza se quiere decir, qué debo aprender de este viaje rutinario y aburrido?, ¿por qué a mí, por qué yo acá y entre estas personas?
Entonces aguzo la mirada buscando explicaciones, en la cara de la señora de la cartera roja, en el traje azul del nariz corta con pinta de ejecutivo de empresa “seria”, en el aire que entra colado entre Santa Lucía y Universidad Católica, en cualquier cosa y al final me encojo de hombros. A veces la respuesta es el silencio. Dejar que el causalismo y las casualidades hagan su trabajo sobre mi aporreado optimismo bombardeado de palabras mañosas.
Pero es apropiado desligarse y atravesar este inicio de octubre con la ligereza del que de pronto intuye algo, la mano tibia del destino, una palmada en la espalda... de mi padre (como dijo Borges) “que vuelve y que no ha muerto”.