Apuntes inexactos, emocionales, terapéuticos de Älvaro Magaña Tabilo. Observaciones del profe. Su hobbie irregular. Nada del otro mundo. O un mundo completamente al margen del que ocupa implacablemente el resto del tiempo. Sobras, sedimentos, creencias, escrituras, imágenes, etc.
Hay días que los años se hacen tangibles y que uno se tropieza y se vuelve a levantar medio por inercia medio estoicamente, como mono porfiado emperrado en darle la vuelta, en morder la tuerca que gira contra el hilo del perno y que a veces nos hace ver en gris o en negro cualquier tarde verde en el ocaso amarillo de mi patio. Será la madurez, o la sabiduría, o que uno se ha cultivado en sobrevivirse pese a dicom, y a la incertidumbre económica permanente de estar enquistado en la clase media chilena, de surfear de número en número de la letra C del GSE. Será eso o pueden ser mil cosas más por las que estoy aquí, detenido para escribir unas necesarias pero despilfarradas letras, sabiendo que esperan cosas de mí (sale, conciencia ¡sale, sale!, ¡chu, chu!), que tengo obligaciones, deberes, responsabilidades y otras afines (ejem). Quería decir que ésta es mi módica responsabilidad conmigo mismo, este hábito de afirmar el minuto con palabras, estos dulces fósiles। digitales
El ojo extraviado me hace preguntas acerca de lo que observa, la mente, esa loca desbocada que inventa todo y me cuenta cuentos, le responde que da lo mismo que no es más que más de lo mismo, torpe ejercicio de tanteo en el mall o en el supermercado. Con un niño de seis años de la mano que me habla de otros niños de seis años y de cosas y casos "bacanes", le digo: "eris terrible de flaite, cabro chico", me contesta: "chi, no yo no soy flaite"...
También pasa que me veo sometido a pasear por Santiago y caigo en una plaza de barrio, como las de antes, con árboles poco sofisticados y mucho maicillo. Con juegos de fierro y no de plástico. De pronto el reflujo de la eterna infancia, de chala y pantalón corto (horror) caminando en esos veranos largos llenos de bichos, duraznos y damascos. Por un momento ganas de quedarme un rato y ver mejor, enfocarme mejor en lo que se perdió para siempre y que ahora es pura elegía.
Una va por la vida catalogando las cosas por GSE, por estilos de vida, por lo que se llama nivel sociocultural, meneando la cabeza a veces a disgusto en reuniones de directorio en que estas entelequias son tratadas como pruebas irrefutables de que "somos todos iguales, pero hay unos más iguales que otros". Y hete aquí que a mis hijos les gusta el "pan circulito" que compro subiendo por Grecia en un boliche que está en el límite de la pobla y la villa. En ese momento me da risa definirme C3 o D por no comprar pan en el Jumbo o en alguna patisserie recomendada por el Mercurio (que miente, pero elegantemente).
Hace unos años con Ulises y antes con mi paredro Fernando, ibamos por la vida cámara en mano recogiendo postales inútiles de calles, personajes y cosas que nos parecían lo suficientemente secretas como para volverlas dignas de interés. Eso que empezamos en la década de los 80's con una furia antimilitar y antidicatorial religiosa y artistoide filoizquierdista, hoy me sobrevive celular en mano, tomando malas fotos porque si, porque no se va a repetir, porque uno vive un devenir furioso y permanentemente esquivo y luego el viento frío o caliente del tiempo se llena de postales sin imagen. Si poh, esa es la cosa.
Se me nublan los dedos, tanto teclado y pantalla Se me nublan los dientes, de café y chocolate en barra Se me acortan las corbatas en el ropero Se me enturbian las mañas Las mañas del señor Magaña Que hunde el dedo en el botón del baño Irónico y afilado como navaja emputecida, entumecida, en tu mesías, conchetumadre Y se me pega la lengua en el hielo del freezer En la sobra del perro En la sombra del miedo Y siempre, en deuda o al borde, salido Sonrío con rabia, con sorna, conceptualmente Saludando al Padre, al Hijo Con un puto pie metido en la mierda Y el otro Bailando Stravinsky
No acostumbro hacer esto, pero la canción y el video me tienen pa' dentro... El Cuarteto de Nos
Ya tuve que ir obligado a misa, ya toqué en el piano "Para Elisa", ya aprendí a falsear mi sonrisa, ya caminé por la cornisa, ya cambié de lugar mi cama, ya hice comedia, ya hice drama, fui concreto y me fui por las ramas, ya me hice el bueno y tuve mala fama, ya fui ético y fui errático, ya fui escéptico y fui fanático, ya fui abúlico y fui metódico, ya fui púdico fui caótico, ya leí Arthur Conan Doyle, ya me pasé de nafta a gasoil, ya leí a Breton y a Molière, ya dormí en colchón y en sommier, ya me cambié el pelo de color, ya estuve en contra y estuve a favor, lo que me daba placer ahora me da dolor, ya estuve al otro lado del, mostrador.
Y oigo una voz que dice sin razón, vos siempre cambiando ya no cambias más y yo estoy cada vez más igual, ya no sé que hacer conmigo.
Ya me ahogué en un vaso de agua, ya planté café en Nicaragua, ya me fui a probar suerte a USA, ya jugué a la ruleta rusa, ya creí en los marcianos, ya fui ovo-lacto vegetariano, sano, fui quieto y fui gitano, ya estuve tranqui y estuve hasta las manos, hice un curso de mitología pero de mí los dioses se reían, orfebrería la salvé raspando, y ritmología aquí la estoy aplicando, ya probé, ya fumé, ya tomé, ya dejé, ya firmé, ya viajé, ya pegué, ya sufrí, ya eludí, ya huí, ya asumí, ya me fui, ya volví, ya fingí, ya mentí, y entre tantas falsedades, muchas de mis mentiras ya son verdades, hice facil las adversidades, y me compliqué en las nimiedades.
Y oigo una voz que dice con razón vos siempre cambiando ya no cambias más y yo estoy cada vez más igual ya no sé que hacer conmigo.
Ya me hice un lifting, me puse un piercing, fui a ver al Dream Team y no hubo feeling, me tatué al Ché en una nalga, arriba de mami para que no se salga, ya me reí y me importó un bledo, de cosas y gente que ahora me dan miedo, ayuné por causas al pedo, ya me empaché con pollo al spiedo, ya fui al psicólogo, fui al teólogo, fui al astrólogo, fui al enólogo, ya fui alcohólico y fui lambeta, ya fui anónimo y ya hice dieta, ya lancé piedras y escupitajos, al lugar donde ahora trabajo y mi legajo cuenta a destajo, que me porté bien y que armé relajo.
y oigo una voz que dice sin razón, vos siempre cambiando ya no cambias más, y yo estoy cada vez más igual, ya no sé que hacer conmigo...