jueves, enero 08, 2004

Aquí sentado en la oficina de profesores de una universidad privada en Santiago de Chile, detrás de la mezquina preocupación por horas de clases a asumir el próximo año académico me rasco una oreja y disfruto del aire fresco que emana misericordiosamente mientras en la calle el sol hace de las suyas...
Instantáneas de un devenir que no deviene si no que invade y empuja las tareas pendientes de un ser padre, 34 años, 1.80, 85 kgs