jueves, septiembre 16, 2004

Dieciochos emprendedores

Pasa que en nuestro querido país, al que queremos con locura y con un cierto grado de crítica, la palabra "emprendedor" ha perdido validez, la traducción del "entrepreneur" anglo ha servido para barrido y fregado en el emprendedor castellano. Nuestra cultura rechaza al emprendedor y a su vez el emprendedor se torna un ser insoportable que no escucha al pueblo o si lo escucha es para saber como venderle mejor una ilusión "no garantizada", obviamente en un mundo donde nada está garantido y todo hay que inventarlo "ex nihilo".
Me llaman la atención por ejemplo, los hijos de la ontología del lenguaje "a lo Flores", en general seres extremadamente críticos del modo de "ser y hacer" de los chilenos todos, quienes desde un palco de "nuevos emprendedores" pretenden dictar cátedra sobre el nuevo Chile y el mundo "global".
No voy a discutir las buenas intenciones siempre vigentes. No me molesta el "emprender", necesitamos "emprender" pero creo quizás que con otro tipo de "emprendedores" mucha más personas les escucharían, lo que yo llamaría "emprendedores cariñosos", gente que apoye y empuje, pastores de rebaño más que superheroes del mundo del capital.
Si ya se, ya se, que el valor de cambio de todo hoy es el dinero.
Pero curiosamente la mayor parte de la gente, el grueso de la población mundial no tiene acceso a esa "tabla de normalización" que es la plaplipla.
La sevicia como gatillo activador me parece reprobable, Flores es culpable -creo- de haber despertado pequeños dictadores por doquier y eso me provoca disonancia ante el discurso válido y necesario de los "emprendedores".
Pero me parece curioso que gentes admirables como Varela, Parra y otros hayan caido a los pies del gordo... para pensarlo mejor.