CACHORROS NEOLIBERALES, 1999
Me produce una sensación insoportable de distancia el ver como los niños crecen, como nosotros mismos que alguna vez eramos así de chicos y corriamos y nos escondíamos en todos los rincones nos volvemos lo que somos y nos guiamos por los imperativos mas animales de nuestros genes, escudados en la demostración pública de nuestras capacidades y nuestro valer versus el de los demás, me intriga como olvidamos con tanta eficacia nuestro origen, como la desconfianza y la voluntad de estar arriba, de sobrevivir nos vuelve tan egoistas e insensibles, como en la ciudad y arriba de un auto nos volvemos violentos e insolentes.
Ayer leía que el darwinismo "la supervivencia del más apto" se manifiesta hoy en la economía de mercado donde lo economico prevalece sobre lo social, en mi pais esta manera de ver las cosas de a poco se está transformando en una filosofía de vida comandada por los industriales y empresarios que aunque autodefinièndose "cristianos -católicos-" mas bien empañan sus buenos discursos e intenciones con la lógica del mercado y de la inacción frente a la cero ganancia. Por otro lado leyendo en la red me topo con el nuevo libro de Eduardo Galeano quien nos habla de una tendencia a la inseguridad y el miedo en el mundo moderno: "Todos estamos más o menos presos: los de arriba, los del medio y los de abajo. Aunque la prisión puede ser de lujo: los barrios residenciales parecen fortalezas medievales con recursos electrónicos".
A mí me extraña esta tendencia ciega al caos en la que nos estamos metiendo gracias a la falta de alternativas, a una falta de valores que no sean utilitarios, que no obedezca a la necesidad de consumo y de validación mediante lo externo, lo que siguiendo a Galeano "implica adoptar como estilo de vida una concepción de las cosas por encima de las personas"... lo que más me distorsiona de todo esto es ver nuestros hijos, verlos tan chicos, tan sonrientes, tan abrazados a peluches y autitos de juguete y no saber para donde vamos a que puerto los estamos llevando, no importa que colegio o que educación le elijamos, no importa que marca de ropa le compremos o que musica le hacemos escuchar, que cuentos le leamos, siento que estamos preparando a nuestros pequeños cachorros para enfrentar algo para lo cual nosotros mismos estamos a medio camino de estar preparados, en un mundo que por descarte eligió una sociedad pragmática orientada a la ganancia económica por sobre todas las cosas, donde ya no importa la vocación si no en virtud de su posibilidad de "éxito", me distorsiona ver a los niños creciendo y saber que hay una tómbola delante que va diciendo tú serás el jefe, tú serás el artista, tú serás obrero, tú tendrás la oportunidad pero tú no, y das dos pasos y puedes darte cuenta que aunque las cartas no están echadas del todo hay sendas que ya están pavimentadas y otras que no tienen por donde abrirse.
Siento profundamente que esta sociedad cada día justifica más nuestros prejuicios, y que ese juicio lapidario e injusto contra la vejez, la pobreza, la enfermedad, la carencia de atributos físicos oculta un vacio donde se anidan todos los suicidios, la desesperación y la demencia modernos, tal vez la matanza de niños en Denver, las sectas religiosas y políticas sean la forma más dramática de la autodefensa frente a ese vacio que no son capaces de satisfacer los discursos oficiales, los programas educativos que en estos días son precarios y supeditados a criterios de óptimo aprovechamiento y de ganancia.
¿A qué entonces colar a los niños en kinder y someterlos a periódicos testeos sicológicos? ¿acaso la uniformidad es la máxima consigna del futuro? ¿o la profesión de profesor es ahora insuficiente para hacer convivir y enseñar la tolerancia al distinto y al débil?
Tal vez las mismas inquietudes tuvieron mis bisabuelos a fines del siglo pasado o tal vez el mundo era otro, yo no lo se.
1999
PD 2004: Cinco años después, el diagnóstico lo veo con algunos matices, me sorprende el hecho de que hoy posiblemente sería incapaz de escribir algo así...
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