miércoles, noviembre 02, 2005

Texto de no me acuerdo cuando (pero igual válido)

Lunes
Me acuerdo de un profesor de ciencias sociales que allá en 1982, año en que cursaba octavo básico en un histórico colegio de cuando Santiago llegaba aun a la Quinta Normal (administrativamente me refiero), nos decía que la tecnología lejos de disminuir los empleos posibilitaba la creación de nuevos trabajos especializados, lo que era beneficioso pues las máquinas dejarían más tiempo para las actividades creativas del hombre.
Pobre Señor Cárdenas, alias "el pingüino" -no por la revista-, no alcanzó a vislumbrar que distinto iba a ser el siglo veintiuno, el poco tiempo que ibamos a destinar al ocio creativo y la manga de gente sin trabajo que maldice la tecnología no sólo aquí si no también en la quebrá del ají.
No es que haya amanecido tecnofóbico porque no lo soy, pero me sorprendo recordando las promesas incumplidas de los deterministas históricos que no han escaseado en nuestras historias globales de hoy y de ayer. Indudablemente el futuro no es lo que solía ser, mi viejo profesor Cárdenas dificulto que haya podido siquiera vislumbrar el quilombo profesional que significa para diseñadores y gerentes de marketing frente a imprenteros y otros proveedores varios la usabilidad y las herramientas preestablecidas estandarizadas por Adobe y Macromedia, por poner un ejemplo discreto.
O para ponerlo más dramático el efecto de lenta reconversión laboral para los pueblos mineros, a raíz de las estandarizaciones productivas que para bajar los costos deben prescindir de cantidades crecientes de mano de obra.
Aylwin le decía a sus DCs que "el mercado es cruel"... yo me pregunto si lo dice como una crítica de paragua contra el viento o como una constatación un poco vacua de lo que nos pasa, de la realidad incontestable de que los humanitos evolucionamos miles de veces más lento que lo que lo hace el mundo de los proceso productivos que a su vez corre más lento que la economía que a su vez trata de agarrarle la cola a la tecnología.
Con todo el respeto que me merece el finado "pingüino" hay que decir que entonces y quien sabe en que medida hoy, los profesores solían ser gente de una muy baja sensibilidad a los cambios sociales y culturales, en realidad verdaderos burócratas de los "contenidos", montados en ideologismos bastante arcaizantes, uno en esos tiempos agradecía que los profesores se desmontaran de sus credos heredados de Don Pedro Aguirre Cerda y vieran lo que en realidad le estaba pasando a los señores apoderados y sus bienamados pupilos, porque desde entonces la teoría no se condecía con la praxis, uno por fuerza iba a clases "a estudiar y no a otra cosa" y en la vida... puta que importan "las otras cosas", parecía que ese conocimiento bien aprendido era una llave, pero si los mismos profesores eran incapaces de usar la llave para sus victorias personales ¿qué más podían pedir de sus alumnitos deseosos de huevear?.
Uno crece y se da cuenta que el valor real de enviar a los pendex al colegio pasa no tanto por lo que la sacrosanta educación intenta hacer con nuestros crios si no por ese entorno de referencias y valores sociales con que cada quien enfrenta el mundo. Y en una de esas les toca un maestro de verdad, uno de esos profesores que aun conserva una pasión y la sensibilidad por algo y quien te dice...
Lo que es yo, hace rato que perdoné a mis padres sus a veces distraídas elecciones y su no ver más allá, entender que ellos vivieron un mundo diferente y sumido en otros paradigmas me hace comprenderlos, y a la vez me abruma con la responsabilidad de hacer mejor ese papel, de tener la sensibilidad suficiente de ver como viene la mano antes de que mi rol como líder de opinión (de mis hijos) valga callampa.
Como dice la biblia
"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. "(1 Juan 2, 15-17)
Ja