jueves, septiembre 22, 2005

Aquellos años perdidos (en el tiempo)


Hubo un tiempo en que fui digamos más joven, y de verdad no fui más libre que ahora. Juventus ni soñadora ni nada, juventus algo enrabiada con la vida. Frente a la cual sufrí como chino por mis inseguridades y mis autocomplacencias. Digamos que me sentía bastante incómodo de jovenzuelo, no por eso menos creativo ni menos lanzado a vivir. Pero aquello fue más por necesidad de supervivencia que por otra cosa, lo cual, joder, es lo único que se ocurre en esta mañana brumosa (soy el tercero de izq. a der.).
La carta de Ricardo Lagos en el Mercurio de Edwards, me da para pensar. Que si el presidente lo hizo bien, que si el Mercurio lo hizo mejor, que si vale la pena ventilar lo privado, que si el reclamos era público o privado. Uno se pierde escuchando un debate que encierra el malestar de un presidente popularísimo por la crítica a los manejos de su familia y por otro lado la libertad de prensa, la libertad de decir lo que le parezca a quien le parezca. Me parece saludable aunque ligeramente aburrido. Tiendo a creer como cuando mozuelo que el formato daría para discutir temas de interés para el 51% de la población...
No se porque estoy pegado con el derecho de las mujeres a gozar de su maternidad sin interferencias laborales. Por ahí escuchaba de cierta mujer que la despidieron porque era la número 20, es decir el mínimo legal para que el empleador se pusiera monetariamente con sala cuna y esas cosas. Por un lado el hemisferio economicista dirá que aumentar los costos reduce la competitividad, por otro alguno hablará de inversión en desarrollo humano, otro saldrá con que el estado debe subsidiar, otro dirá que es una responsabilidad de los ciudadanos solidarios y emprendedores y en el medio yo me encojo de hombros superado por algo que me dice el sentido común: que los hijos de esas mujeres son el país de pasado mañana, los ejecutivos y delincuentes de pasado mañana, los profesionales y garristas de pasado mañana, los que agradecerán u odiarán/demolerán el modelito económico, el modelito de Chicago que piensa en reducir costos, reducir costos con la premisa de que el mercado regula. Los hijos de pasado mañana sabrán que sus madres fueron despedidas por ser mujeres, sabrán que trabajar no es rentable, que no hay carrera ni empleo que valga el sacrificio de la dignidad y querrán ser dueños de su propio destino, en muchos casos traficantes, en otros empresarios (a veces ambas cosas porque los términos se confunden), a veces se botarán a artistas y vivirán en la amarga queja de que el estado no se preocupa de las artes, a los menos les irá bien y tratarán de legislar por las madres del futuro y así habrán pasado 30 años, y los cardenales de mañana pedirán por la desigualdad, por el derecho a la dignidad (calidad de vida, educación, empleos dignos -justamente pagados, con leyes de protección social aceptables, con derechos y esas pajas-).
Oye socito ¿alguna vez fuiste lolo?
No se, pero autorreferente siempre, estoy en la campaña por la libertad de autorreferencia, por la autorreferencia sin complejos ni tapujos. Lagos me apoyaría (dada su misiva personal al "decano" de la prensa). Si se pudiera cambiar el país mediante las cartas al director, tendríamos que empezar ya mismo, con temas, varios temas: el desarrollo humano, la inversión en capital humano, una política de país para el Chile de pasado mañana.
Casi Ná, poh.