jueves, diciembre 01, 2005

sigo inapetente

No se quien soy. una apretura de tripas, un gil llegando al 2006 sintiendo el tiempo como una marejada de hechos incontrolables. Contento señor contento, de más que si. Triste como la tarde de hospital de Pezoa Véliz, aunque no sea yo. Aunque no haya nada que decir. Copipasteo un texto de Omar del 2003:

"Omar tiene visiones disparatadas acerca del bien y del mal, visiones que comienzan gracias a la costumbre adquirida de olvidar sus creencias formativas, lo asalta la sensación latosa de que cualquier idea buena o mala da lo mismo, da exactamente igual el esfuerzo y el proyecto cuando el premio pagador es un arrebato químico, una adrenalina agradecida, una endorfina que se gatilla por el deber cumplido o por la engañosa conciencia tranquila y Omar desconfía de ser la única medida del bien o del mal, desconfía de la amoralidad y la anarquía como lo hace de la democracia y de la moral empresarial del Opus Dei.
Tanta desconfianza le impide formular un decálogo coherente, a la altura de la conciencia que a veces cree poseer, acerca de su devenir en las australes tierras del flaco país en que nació.
Omar camina pausadamente por el barrio bajo el calor creciente de la pre-navidad conosureña, se palpa la espalda empapada y contempla curioso las casas adornadas con viejos pascueros abrigados como para un huracán polar. Recuerda sus caminatas adolescentes y recuerda haber creído posible algunas certezas en el plano moral, recuerda como en otras caminatas bajo el sol castigador de la comuna de Maipú discutía con el loco de Fernando seguro de que el divino creador pondría en orden las cosas y los buenos ganarían finalmente -como en las películas de Holywood-. Pero había bastado abrir un poquito los ojos para darse cuenta que la complejidad se adueñaba de todas las dimensiones posibles del engorroso universo en que había caído, y tatita dios con cara de circunstancias se alejaba ruborizado, o al menos sin dar la cara, cosa que Omar no termina de entender por más que Spinoza diga, o que la Summa Teologica, o que la revista Atalaya y el Corán hablen de la inefabilidad del altísimo, Omar sospecha.
Y mientras avanza cadenciosamente Larraín abajo dejándose cocinar por el sol de las cuatro de la tarde, Omar se traga una Kem Xtreme ansioso de absorber la cafeína prometida y no perder, bajo ese calor de mierda, el hilo conductor de ese principio de agnosticismo tan saludable a ratos y tan ineficiente a la hora de definir el blanco y el negro de las decisiones morales."

II
"Quien iba a dudar que la realidad tenia una base bioquímica ejemplar, quien iba a imaginar el dolor sabroso de las làgrimas de Omar el poeta errante de los abarrotes y paqueterías, las micros de mierda, el metro aburrido, los diarios gratis, la suspensión hidroneumática, la cacha de la espada, el poto de la guagua. Quien se iba a poner a sospechar de la levadura del pan, de la uva fermentada de la chicha cocida del Jumbo que siempre le da mas. Quien iba a sopesar las bolas sudadas de Omar cansado de Santa Rosa y Alameda, del calzoncillo metido en la raja y el olor a pata del calzado comprado en Zara del Parque Arauco mucho más que comprar, ah Omar, Omar Sharif, Omar Kayham, Omar Callampa.
Quien iba a pensar que el ciclo sin fin era un talquito y un pañal lleno de mierda humana, una penetración consumada más de treinta años consumada, quien iba a imaginar a sus ancianos padres culiando con ganas, quien quien quien quien imagina el pirulín de un bebé mutado con los años en la verga de Dirk Digler, oh felatio, oh orgasmo, Omar tiene neuronas con testículos, Hosanna Aleluya."