jueves, mayo 24, 2007

Sale perro, sale
de este metro cuadrado en que
tuvimos la perra suerte de chocar
las colas, las patas, los hocicos,
monstruos, apéndices, heridas lamidas
sin agrado, lamidas como pichula purulenta,
como jabón recogido en ducha de gimnasio.
Sale, no eches mano a los trucos,
al caballito en la camisa, al aguila
en el pantalón, a la chuchada elegante,
al puto branding de tu vida brandeada,
como si eso me importara como le importa
a los perros, a los fanáticos de esta iglesia
verde, azul y morada, metálica, plástica o
de papel algodón. Fanáticos con sus colas
moviéndose bajo su nube Armani, su nube
de incentivos de mierda para mosca, dulce mierda
de club, de santo y seña. Su nube
de certezas y largo número en la suma de sus
deseos, o la Bolocco frotándose en el diario
contra el pelaje tiñoso de todos los perros.
Sale, sale
y mea otro chorro más en el meadero ensangrentado,
que compartimos con las patas mojadas
y los culos pelados

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