Café y sopa, perdido en la niebla
Saliendo y entrando indeciso, a tientas
Pero desesperadamente intentando
Dar con el cerrojo de la puerta, el postigo rechinante
Que impide la luz, que impide el calor
Y me estaciona en el tráfico agobiado del regreso a casa
Avanzando de a goteras, frenando con la punta del pie izquierdo
Café y sacarina, tarde de pájaros y árboles viejos
Peleo contra el viento, descreo y me insuflo
Esperanzas llenas de látigos y cadenas
Vestidas de verde oscuro, esperanzas que sonríen avergonzadas
No importa si las horas bajan, sonríen hasta acalambrarse la mandíbula
Rey de los tiburones tarados que sonríen su sonrisa sanguinaria
Sopa y teléfono, música y payasos, chinchineros en Providencia
La puta cuica venida a menos, con la llave en la mano
La que no alcanzo a alcanzar, con el café en la izquierda
Y la huasca en la derecha.
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