miércoles, junio 09, 2004

Chulapi

Hubo un tiempo que fue hermoso en que por arte casi de alquimia vivimos un segundo tiempo universitario, la fórmula era idiota de simple, juntarnos por email y discutir lo que hacíamos, lo que pensábamos y cómo lo llevábamos, por un periodo de entre 2 y 3 años volvimos a ver a los queridos camaradas de escuela, nos hicimos amigos de algunos más lejanos, bebimos muchas botellas de vino, nos reimos y discutimos inagotablemente de lo que nos interesaba como si se nos fuera la vida en no callarnos, alguna casa, un boliche, algún cine, una parrilla, una mesa, un parque parecieron devolvernos a lo mejor de nosotros mismos. Si me pusiera ahora a enumerar que le pasó a este grupo tan aparentemente diáfano las razones más previsibles aflorarían al pie de lo que finalmente se volvió un desierto de ideas y sentimientos. Rencores, malos sentimientos, presunciones, ausencia de compromisos, no lo se en concreto porque no hay un conflictómetro que me devuelva la sensación de pertenencia perdida. Hablo tal vez como el más comprometido, como al novio que lo dejan en el altar con el ridículo traje arrendado y la parentela vestida de gala..., por cierto que no vale la pena quemar neuronas en ello. Hay un personaje que lo veo alejarse triste como es él en el frio del poniente, me lo imagino allá en Quilicura con las manos en los bolsillos disolviéndose junto con un pedazo extraño de historias y de proyectos truncos.... (ve tú a saber que mierdas hablo por hablar)