Días Claros de Sol
Días de sol, no hay otra cosa. Ayer bajando por Camino del Alba (o Av. El Alba, como te guste más) lamentaba no haber venido en auto, lamentaba ser tan poco amistoso y no haberme agenciado un amigote o amigota que me bajara de acá del Duoc. Así que caminé hasta los Domínicos, no me paró ningún taxi, desprecié dos micros y me dejé llevar por la inercia y la gravedad. No hace mal caminar, no hace mal mirar un barrio en que casi no me topé con nadie excepto vehículos parados en los semáforos. Santiago residencial se vuelve de puertas adentro. En el hombro los kilitos del "laptop" me hacían vaivén, pero la meta era llegar a la oficina de Mauricio para charlar con los chicos de la Comunidad unas cervezas o lo que fuere.
Hubo si una visita al Liguria de Pedro de Valdivia, visita grata si las hay con su tonto sandwich de lengua chacarera y su jarra de tinto con frutillas, suavecito.
Pero hoy continúo acá en el Duoc, oyendo de la "imagen país", oyendo de "agregar valor", de "innovación" y de "emprendimiento". Está bien, no me arrepiento de haber venido, sólo que estoy cansadísimo, mental y físicamente. Siento que dejo que me pase la información, que no me da la gana opinar o comentar, no quiero pero siento que debiera, para eso vine. En eso estoy.
En fin, me escapé a la biblioteca a escribir un poco y descomprimirme. Creo que me iré a comprar una coke o una agüita.
Hay tanto paño que cortar y las urgencias parecen ser tantas que da miedo pensar por donde dar el primer paso. Siempre las ganas se empeñan en focalizarse en otras cosas que no son las contingentes. Eso molesta, pero como decía Harrifort "Viena es una cosa, pero Liechtenstein... es otra".
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