Hotel Isabel Riquelme
Amanezco en Chillán y de refilón veo desde mi pieza la postálica catedral.
Desayuno Buffet, pero yo sólo me fuí al café con leche, las tostadas con queso y jamón. A pesar de toda la dulcería disponible, me fui por lo liviano, el jugo de naranja y escribir una pequeña nota, contando del viaje en tren, demasiado calefaccionado, la cena compuesta de jerez sour, cebiche y ostras y chuletas de cordero apanadas. La noche rara, solo, acaloradísimo con el radiador funcionando a full y la tele aburrida. Luego, más rato iré a laburar, ahora sólo me dejo estar, en la extraña soledad del comedor del gran Hotel Isabel Riquelme, sus manteles ocre, sus paredes beige y su look de casa piloto.
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