jueves, junio 28, 2007

Texto del 2003

Venía para la casa después de hacer unos trámites,
blindado en la música de un CD, el último que hice
antes de partir de Xerox, una selección invernal
pensada para la melancólica soledad de mis entonces
solitarios y largos viajes La Reina - Quilicura - La
Reina, entonces esta lluviecita de morondanga, que se
iba despacito con las plumillas del auto de un lado
para el otro, de un lado para el otro, me recordó
extrañamente que hoy cumplo un año liberado de esas
rutinas, un año como siempre misterioso y extraño en
su complejidad sin análisis. Entonces creo que bajé la
velocidad y me desvié del camino a casa y me fui
despacito fijándome en las calles, haciendo memoria de
todo el aire respirado, la enorme cantidad de caras
nuevas que conforman mi paisaje cotidiano, las caras
más antiguas entrevistas como en visiones de sueños,
en la neblina de este vértigo de llegar una vez más a
cumplir años y sentir que el botecito navega y navega
sin desfondarse -milagrosamente- en este tejido.
Recordé esa reflexión propia de cepillado de dientes
que me acometió en la mañana en que veía mi vida como
un domo geodésico de Fuller, célula por célula
interconectada de recuerdos distantes y
complementarios. Y sentí esa preubicuidad alucinógena
que suele sucederme cuando pienso más de la cuenta y
dudé de la existencia del tiempo, dudé de que esta
continuidad de cosas ocurridas tuviese algo que ver
conmigo, sentí que tal vez mi existencia valía como
una hipótesis de trabajo, un experimento en busca de
la cura de un mal, o una explosión atómica controlada,
una barbaridad producto de la lluvia.
Pero seguí adelante seguro de que las tormentas
magnéticas de mis neuronas no alteran ni modifican
nada excepto en su corralito de huesos y piel, la
maquinaria siempre se sorprende de su funcionamiento,
a mí al menos me soprende pensar y actuar, ser capaz
de caminar y mascar chicle me parece absolutamente
asombroso a pesar de lo trivial e inútil de ser apenas
un segmento menor en los domos geodésicos del resto.
No se porque escribo tanta pelotudez junta, hablarme
de un año de lentos cambios para bien y para mal,
cuando en realidad sería mejor hablar de cambios a
secas, tal vez valorizados positivamente en su
contexto relativo por que si, porque no hay que
hacerse mala sangre y lo de antes no tenía tampoco
nada demasiado edénico ni de lejos, termina
convenciéndome de una profunda y aguda, e incluso
grave y esdrújula, necesidad permanente de absolutos,
de asentamientos mentales, de decir de aquí soy y aquí
me quedo cuando las situaciones me siguen recordando
la del milenario Heráclito, y que la ilusión de
permanencia se queda en eso solamente, en un espejismo
dentro del cual de a poquito se amontonan recuerdos y
aprendizajes.
Pero esto lo pienso ahora, con el auto estacionado y
con una multitud de niñitos subiendo y bajando por la
casa, con este olor a cebollita que me llega, sabiendo
que tengo tareas domésticas pendientes, sabiendo que
el domo se ha engrosado un poquito más desde que
empecé a escribir, y que además fijé arbitrariamente
un punto en la historia como pretexto para planear
sobre él, cual parapentista que siente el viento
propicio para no descrestarse en el acantilado de los
tiempos.
Y así uno va sintiendo que es capaz de hablar con
propiedad de ciertas cosas, sólo porque el prestigio
del tiempo transcurrido así lo permite, el valor de la
experiencia, el balance del año, la memoria
testimonial acreditan que uno no va así de ligerito
por las cosas, no señor, uno es serio y piensa la
vida, uno no va con el ganado dejando que otros
decidan, y se arma el chalequito antibalas que la
inteligencia nos teje para resguardarnos de la
prosaica realidad material en que hay más y menos,
bueno y malo, rico y pobre, bello y feo, adecuado e
inadecuado, gordo y flaco, Porcel y Olmedo, la mujer y
la otra, el auto y la micro, la caca y el pipí.
Entonces niños y niñas (a lo profesor Salomón), hay
que inventarse rigores y métodos para caminar sin
cargos de conciencia por esta jalea universal, ajenos
a la otra realidad en que vivimos, de lo contrario
living la vida loca no va más... o si, o no...

Etiquetas:

martes, junio 26, 2007

In (this) God We Trust

En realidad quería decir cualquier cosa, o referirme a las ideas estúpidas o sublimes que se me olvidan en este trajín sin medidas al que me he sometido. Pensaba el otro día en el billete de dolar, en la frase y la asociación dinero/dios y como naturalmente uno ya sabe que cosa es el dinero, queda por saber a qué dios se refieren los hacedores de billetes en los EEUU. Pensaba el matiz que adquiere la declaración cuando cambia de "En Dios Confiamos" por "En Este Dios Confiamos", la que me parece más pragmática. Hace tiempo leía que no hay ningún patrón más universal y reconocido que el dinero. Ergo es el único dios en el que confiar a fin de cuentas, ya que es todas las cosas para todos y dinero es vivienda, educación, salud, alimentación, entretención, tiempo y a fin de cuentas felicidad ¿por qué no agregar que dinero es amor? Está clarísimo que las parejas sufren y pelean más cuando tienen menos, los matrimonios por conveniencia pueden transformarse en idilios duraderos y satisfactorios, el dinero compra pasión, compra inteligencia y en un mundo cada vez más democrático permite atisbar ese intangible llamado "clase", pese a que la mona se vista de seda.
Yo no se. No se nada de nada.
Quisiera creer que es un truco y que diosito es otra cosa, que el velo de Maya nos ha enredado en el corte superficial del problema mientras cada uno construye una realidad a medida que ve pistas, a medida que se nos aparece el amor o el dinero.

Etiquetas:

jueves, junio 21, 2007

Sometimes I feel

Happy and Real

Y hay días en que agradezco lo bueno y lo malo y ser lo que me tocó ser.

sábado, junio 16, 2007

Día del Padre, mi padre, la gripe y la evolución

De pronto se quisiera hablar desde un punto que no fuera el ser quien uno es.
De pronto el que escribe escribe para tratar de hacer ver o tratar de entender eso que no puede. Pajas infinitas para un modesto blog que de seguro leen dos o tres incautos. No me quejo, es apenas una forma más de estar aquí, de hacer saber que no estoy muerto o que las caprichosas neuronas gustan de decir y hacerme decir cosas que no se si siento, como si el ejercicio del lenguaje ocurriera por fuera de mí y de mis problemas, del reflujo de mi hija, de mi tos, de la tos de mi hijo y los gustos musicales de mi hija mayor.
En fin, la gripe me ha dejado anclado a la casa en día sábado de cumpleaños del hijo mayor de un gran amigo, pero para allá fue la familia y yo solito sorbo mis mocos y tolero mi dolor de cabeza escribiendo, oh paradoja.
Una extraña sensación habita este templo que no seré capaz de reconstruir al tercer día. Es en parte mirarme al espejo y acusarme de ineficaz. En parte abofetearme cansado de abofetearme. Es también la gripe, la maldita soledad, el estrés de este 2007 tan inestable, duro y cansado. La falta de una buena y merecida vacación, ¿merecida?, ¿quién merece qué?, ¿seré yo, señor?. Es la gripe, o andar con pijama y con ropa encima, la falta de una buena ducha, la penumbra y la falta de palmaditas en la espalda, o será el día del padre sin padre, en que no se por qué no me siento protagonista, yo el padre de tres hijos, éste que escribe pelotudeces depresivas porque si. Y no le importa.
Sólo que a veces sueño con mi padre y no puedo olvidar, no quiero olvidar el modo triste en que no pude decirle adiós y sólo le dije “hasta mañana, hasta mañana viejo”, y hoy pienso que ese mañana quizás llegue o quizás no, y si no llega nunca más nos veamos, nunca más, nunca más, nunca más, nunca más, nunca más padre mío ¿te das cuenta?.
Aunque yo te vea papá en mis sueños y nos abracemos, aunque me ponga tu chaqueta y maneje tu auto, puede pasar que te fuiste y todo eso sencillamente pasó, punto, es pasado, fue y se esfumó, excepto en la memoria porfiada de tu hijo menor, en la que todo sigue donde lo dejamos. Y puede ser que nunca supiste de mi hija menor, que se parece a ti cuando se ríe, que lo único que me queda de ti son los genes, el recuerdo y tu nombre, tus talentos, tu ayuda, tu mano en mi memoria que se rehúsa a olvidar.
Mierda de día del padre, todos los huevotes gastando promedio 25.000 pesos en regalos como también yo en su momento, que partía a comprarte tonteras nunca se supo para qué, como excusa para estar contigo, porque de seguro nunca quise dejar de ser niño, nunca quise ser más que tú, nunca quise vivir otro mundo más que el que habitábamos en nuestra casa, en Maipú, sin estas malditas dioptrías, sin estas malditas canas que no puedo ni quiero esconder, sin las putas deudas cochinas conchasdesumadre que me abruman y persiguen.
Pero esta es la vida, hace un año y cinco meses que moriste, que te enterramos dentro de una caja de madera y ese día se acabaron para mi los días del padre y sus Falabella, Ripley, Paris, malls y chucherías. De seguro lo que quedó de ti, lo que dejamos en ese hoyo de cemento y tierra, ya no se parece en nada al personaje que me hacía curaciones y comidas, al que me escuchaba con un poco de ironía y se reía de todo, al que pintó conmigo esta casa en que vivo, al tontorrón orgulloso y espantosamente simpático que hacía reír a las vecinas y a mi nana.
Volví sólo una vez al cementerio, aunque el día que tu cadáver se quedó ahí te acompañé hasta el último segundo en que te dejaron caer, en que dejaron caer esa cosa que ya no eras tú, que no eres tú. Y no hay día que no piense en ti y me diga, un día me tocará a mí, a mis hijos, a mi madre, a mis hermanos, a mis amigos. Y siento un poco de rencor con esta vida de mierda, con la fe y la esperanza, con dios y con la infancia ¿por qué chucha tuve que quererte tanto, por qué mierda mis hijos (y espero mi mujer también) me quieren tanto y yo los quiero a ellos si esto se va a acabar, y entre medio de seguro la pasaremos como el hoyo, sufriendo por las enfermedades, por la falta de plata, por la falta de descanso, porque un día amanecimos con el pie izquierdo, o un día hubo un principio de celos u otras huevadas?, ¿debemos consolarnos recordando las “cosas buenas”, y los “buenos momentos” para que un día, por que resulta que los genes, o la contaminación, o la medicina, o la gastritis te instala un cáncer y te tengas que ir dando pena, como un estropajo, sin poder moverte, hablar ni cagar?
Día del padre, yo ahora soy el padre de mis tres hermosos hijos. Y no quiero, no quiero placebos, no quiero endulzar el amargo sabor que me trae la gripe y el día del padre. Odio tener que amarlos tanto sabiendo que esto se va a acabar, que cualquier día, por cualquier motivo, cualquier capricho de la naturaleza, un virus, un alud, un terremoto, un avión mal tripulado, un chofer ebrio, o distraído, una bala delincuente o policial, una bacteria, un cáncer, el propio cuerpo acusando su imperfección nos va a separar y alguien que ya no seré yo se preguntará por qué. Y será lo de siempre, la evolución, la reproducción de mecanismos más aptos para la supervivencia de la especie, mis abuelos en mis padres y ellos en mis hijos y yo en mis nietos, así hasta el colapso de la especie. Todos llenos de amor, de engañoso, doloroso y maravilloso amor.
Vivir es morir, ja, media novedad.
Si hay otra vida, si del otro lado del ocaso veremos arquetipos y esplendores, entonces nos reiremos juntos de todo lo que pasó y de estas palabras agripadas y resentidas.
Si no la hay, hay algo mal en todo esto y no se qué es, dios.

Etiquetas:

miércoles, junio 13, 2007

Película ya vieja

Lester Burnham: [narrating] I had always heard your entire life flashes in front of your eyes the second before you die. First of all, that one second isn't a second at all, it stretches on forever, like an ocean of time... For me, it was lying on my back at Boy Scout camp, watching falling stars... And yellow leaves, from the maple trees, that lined my street... Or my grandmother's hands, and the way her skin seemed like paper... And the first time I saw my cousin Tony's brand new Firebird... And Janie... And Janie... And... Carolyn. I guess I could be pretty pissed off about what happened to me... but it's hard to stay mad, when there's so much beauty in the world. Sometimes I feel like I'm seeing it all at once, and it's too much, my heart fills up like a balloon that's about to burst... And then I remember to relax, and stop trying to hold on to it, and then it flows through me like rain and I can't feel anything but gratitude for every single moment of my stupid little life... You have no idea what I'm talking about, I'm sure. But don't worry... you will someday.

domingo, junio 10, 2007

Quiero ser ABC1

Entonces con los años y las costumbres y uno que otro prejuicio interpolado inconscientemente, uno empieza a creer en las categorías, en las clasificaciones simplificadoras, en el pan pan vino vino que casi siempre esconde creencias podridas o insights maravillosos (así de culeaditos somos).
Como decía Malcolm Gladwell en los dos segundos de la primera impresión se juega casi todo, aunque mucho de ello no ocurra más que como una refrendación, una validación de nuestra pobre percepción sumada a nuestras limitadas creencias acerca del mundo y de las cosas.
Desgraciadamente no sirve de mucho ser tan criterioso y tan delicado, cuando un mundo de gente con poder o con desprecio por los derechos (ya sean poderosos empresarios desconectados del mundo o delincuentes matones para quién sólo eres una mosca en el camino) está conectada con sus blink’s seconds y ¡toma! Eres parte de una de las categorías enjuiciadoras de quien te tocó por delante.
El pobre amargado ve ricachones sin derecho a serlo en cada auto caro o en cada casa mejor que la suya. El acomodado ve rotos o clases de medio pelo en cada gesto, marca o actitud símbolo. Los encargados de marketing de las empresas ven clasificaciones por GSE* y comienzan a decir, a interpretar que piensa una persona que gana entre 70 y 250 lucas, o que sueña una familia de ingresos entre 600 lucas y un millón y medio.
Hay demasiado prejuicio y subjetividad en esos diagnósticos reduccionistas y simplistas.
Me imagino que por razones así los tecnócratas y políticos que les tocó inventar el Transantiago no fueron capaces de ponerse en el pellejo de nadie excepto del encargado del presupuesto y de sus jefes jerárquicos.
Como me decía un amigo el otro día, los criterios simplistas a fin de cuentas terminan ayudando a decir obviedades y generalidades que no emocionan ni mueven a nadie, es cosa de ver y oír la comunicación política, su despersonalización su insinceridad, su vocación por la mentira institucional por sobre la búsqueda de la verdad, su relativismo desprovisto de pasión y de tripa. O ver la comunicación corporativa de las empresas, donde todas son líderes, todas son dinámicas, todas cercanas, amigables.
Puro bull shit refrendado por la necesidad de verse y proyectarse exitosos.
Recuerdo American Beauty, en ese diálogo de la esposa de Lester con el “rey de las propiedades” (su amante) donde se dice “para ser exitoso debes proyectar una imagen de éxito todo el tiempo”.
Y hace rato, años, que la gente ya no le cree a alguien o algo sólo por que la publicidad o los medios lo digan. Menos aun cuando estos hablan convencidos de que usted, tú o yo pensamos lo que pensamos por ganar tantas lucas o tener tal auto o vivir en tal barrio.
Influirá lo que tenga que influir, pero en el fondo de nuestros corazones, como decía la biblia ¿dónde está nuestro tesoro?

*Grupo Socio Económico (ABC1, C2, C3, D y E).

Etiquetas: